*Su pasado porril lo limita a cobrar entres por la aprobación de presupuestos y leyes planchadas, y peor aún es experto en saquear las arcas de la "Casa del Pueblo".
*La ruidosa cacería de exborgistas que se dio desde el Congreso del Estado, solo fue una llamarada de petate, pues las leyes que aprobaron son complacientes y protectoras de corruptos.
STAFF SOL QUINTANA ROO
Chetumal.- El Congreso del Estado de Quintana Roo se convirtió en una auténtica carnicería en manos del presidente de la gran comisión Eduardo Martínez Arcila, dedicado a tasajear leyes secundarias a su antojo, reformando normas y reglamentos para ampliar facultades y proteger a funcionario abusivos, fileteando al personal local y a prestadores de servicios nativos para incluir a poblanos, chilangos y coahuilenses, todo para asestar una puñada en la espalda al pueblo.
Además, el legislador que actúo en los últimos 12 años como porro al servicio del mejor postor y que hizo de la política una moneda de cambio, hoy ha utilizado los recursos del Congreso del Estado para contratar personal innecesario, pagar asesores ignorantes, y pagar viajes de placer y ociosos solo para tomarse una foto. Es más de los 450 millones de pesos en promedio que cuesta el Congreso del Estado a los quintanarroenses, más del 30 por ciento de esos recursos no se pueden comprobar.
El más reciente informe del Observatorio Legislativo, conformado por alrededor de 15 asociaciones y cámaras empresariales, revela que la XV Legislatura es una de las menos productivas que ha tenido el estado de Quintana Roo.
Del documento se desprende que la fecha se han emitido alrededor de 100 decretos, de los cuales seis fueron la aprobación de cuentas, cinco fueron para designar eventos solemnes, 51 eran obligados para armonizar leyes federales, y los cambios la ley orgánica de la Administración Pública del Estado.
Hay 45 reformas a leyes de trascendencia variable, otras controvertidas, como la creación de una Comisión de Arbitraje Médico y la de la violencia de género, entre otras. Siguen pendientes la desaparición de la Gran Comisión, la creación de un Instituto Quintanarroense de Comunicación Social, la ley de Desarrollo Urbano entre otras.
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